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En los ríos Linares, su tributario Ventosa, y Valdeprado, a ambos lados de sus cursos, se construyeron varios molinos harineros y alguna fábrica de paños.

La mayoría de los existentes a mediados del siglo XVIII en la Mancomunidad de Villa y Tierra de San Pedro Manrique, ya comentados en una entrada anterior, eran de propiedad privada. Uno pertenecía al mayorazgo (el derecho del primogénito de la familia a heredar los bienes) que fundó Jorge de Gante, otros a capellanías (fundaciones en las que los bienes quedan sujetos al cumplimiento de misas y otras obras pías) y el municipal de Vea, que era propio del concejo y vecinos.

Foto: Blas Gonzalo

En las primeras décadas del siglo XX ante una nueva necesidad, el alumbrado público, algunos de ellos se adaptaron para convertirse también en pequeñas centrales eléctricas. Fue el caso de Las Cuerdas, La Central, La Media Legua, Municipal de Vea y el de Villarijo. A partir de mediados de ese siglo comienza la decadencia de estos molinos hidráulicos, fueron sustituidos por fábricas de harina que empleaban como fuente de movimiento el motor de gasóleo o la electricidad. Lo mismo ocurre con los molinos-centrales eléctricas con la llegada de grandes compañías de distribución, que comienzan a proporcionar fluido eléctrico a los pueblos.  

Han sido doscientos años de evolución, en este periodo de tiempo llegó el final para alguno, mientras que otros se reformaron, y se construyeron otros nuevos. Cambios en los nombres que realizan la molienda, nuevos titulares de la propiedad por herencia familiar, por haberlos comprado, o alquilado. 

En la actualidad los hay que tienen vida, algunos continúan en pie gracias al amor y esfuerzo de sus propietarios y muchos quedan en el recuerdo o en ruinas. Vivamos ese patrimonio hidráulico que está desapareciendo para siempre, respetémoslo y luchemos por su conservación, es una obligación generacional que tenemos para legarlo a las futuras generaciones.

En estas entradas comentaré algo de su historia, aparecerán nombres de molinos, se corresponderán con sus titulares en la década de los cincuenta o sesenta. Serán entradas que iré ampliando con nuevas aportaciones, personales o de los lectores, para un contenido definitivo. 

Molinos en el río Linares:

Me presentaré: soy el Linares, soledad, belleza y hoy abandono. En otros tiempos, fui el río de la vida. Mi nacimiento es en la Dehesa Boyal del pueblo de Oncala, en la fuente del Tocón. En mis primeros años y juventud recorro la provincia de Soria hasta llegar a Villarijo. A mi cauce, por ambas márgenes, se van incorporando aguas de barrancos: la Vaqueriza, El Cayo, Vallejo, Valhondo, Zarzuela, San Fructuoso o Prado Redondo; de pequeños arroyos: la Dehesa, Valdeavellano, Horcajo, Ambrigüela, Soto o Valoria; y del río Ventosa. Mi vida continúa en la vecina y hermana La Rioja. Allí en el término de Cervera, aumento mi caudal con las aguas del Alhama, que lleva las recogidas del río soriano de Valdeprado.


Molino de Oncala:

Hoy desaparecido.

En el Nomenclátor histórico, geográfico, estadístico y descriptivo de la provincia de Soria. Manuel Blasco Jiménez. 1909. "El río Cayo, uno de los dos que nacen en el término, y que unido al otro, llamado Tocón, impulsa un molino de harinas".

En el Porvenir Castellano de 12 de junio de 1913 leemos: "Por D. Julián Gil, vecino de Oncala, se solicita autorización para llevar a cabo una instalación eléctrica para alumbrado de dicho pueblo, por lo cual, y con objeto de producir la energía, se instalarán las maquinas necesarias en un molino de su propiedad situado en dicho término municipal"(Julián Gil Torre, casado con Justa Pérez Barrero, fue alcalde del pueblo, falleciendo en 1939).

Según Pedro Iglesia Hernández en su libro Oncala ayer y hoy : “El primer molino estuvo hace cien años pasado el prado de la Solana, junto a unos huertos en la margen izquierda, queda aún una acequia que llaman Molino Caído, que viene desde la calleja por encima de la Huerta del Medio y continua la caja hasta el Prado Molino. En el año 1920 ya no funcionaba”. “ Este es el molino que tenía alquilado el padre de D. Emeterio Félix García y en 1850 sufrió un accidente que narra en su Biografía del castellano de Oncala a causa de la cual perdió la vida su hermana”. 

Los tiempos han cambiado y una nueva posibilidad para la molienda se ofrece. Es el molinero quien con sus caballerías va a recoger el grano, lo muele en su molino y lleva la harina a la casa. La maquila es mayor, pero es una buena solución sobre todo para los pueblos merineros, donde en invierno, apenas quedan, mujeres, mayores y niños. Es la década de los cincuenta, Cristóbal Calvo es el molinero, que a lomos de sus caballos, “Moro” y “Alegre”, reparte las sacas de harina en Oncala, El Collado, San Pedro Manrique o San Andrés de San Pedro. 


Molino de El Collado:

El edificio en la actualidad se encuentra en ruinas y cubierto de vegetación. El último molinero fue Teógenes Calvo Izquierdo. 

En 1909 Manuel Blasco nos dice en su Nomenclátor, que tiene "El Collado un molino harinero que funciona por temporadas".

Este es el anuncio que aparecía publicado en los periódicos sorianos de diciembre de 1930. “Molino.- Se arrienda o se vende uno en el pueblo de El Collado, con dos molares, limpio y cernido. Dirigirse a Restituto Espuelas, en el Collado (Soria) o a Benigno Espuelas, en San Andrés de San Pedro”.

Eran finales de los cuarenta y el molino allí estaba. Una compra, un proyecto y la ilusión. Sangre molinera de San Pedro Manrique, Teógenes Calvo “el Chato” (su hermano Cristóbal poseía otro molino en San Pedro Manrique) y sangre de Castilfrío, Anastasia Cabezón. Lo arreglaron, hicieron nueva casa-vivienda, en él vieron y allí nació nueva vida. 

A comienzos de la década de los sesenta se trasladan, misma profesión pero en otra ciudad, Andújar. El molino se vendió, nuevo propietario, Irineo Fernández de la vecina Oncala, pero ya no volvió a moler. El tejado se desmontó, la ruina llegó, entre los escombros no se ven tejas.


Molinos en San Pedro Manrique:

Según el Nomenclátor de Manuel Blasco Jiménez. Año 1909. "Tiene dos fábricas de hilado de lanas con el privilegio de colonias determinado en la ley de 3 de julio de 1868 e impulsadas por el río Linares que baña la villa y presta movimiento a cinco molinos harineros".

Nos habla Manuel Blasco de la existencia de dos fábricas de hilado y lanas.

.- Año de 1895. “Se arrienda un magnifico local en San Pedro Manrique para fabricación de Paños o Harinas con abundante agua todo el año; para informarse en el mismo pueblo a Salustiano Hornillos”. (Salustiano Hornillos de León fue maestro de San Pedro Manrique durante muchos años, hasta su destino en 1911 a El Burgo de Osma).

.- Año de 1904. Se arrienda con o sin parroquia, una fábrica de hilados y tejidos de lana, en San Pedro Manrique. Para más pormenores, dirigirse a la señora viuda de G. Guillén, residente en dicho pueblo”. (Gregorio Guillen y Sánchez natural de Yanguas casado con Irene Sánchez Malo y Oñate, natural de San Pedro Manrique).  


Con anterioridad ya existieron fábricas movidas por las aguas del Linares. 

.- En el Boletín Oficial de la provincia de Soria de 1868. Anuncios particulares. “D. Bartolomé Ponce, natural de Tarrasa, Cataluña, ha establecido en la villa de San Pedro Manrique, provincia de Soria, una fábrica de paños, impulsada por las aguas del río Linares, y con todos los adelantos de la época; procurando satisfacer los deseos de todo el que honre su establecimiento, tanto en la clase de género como en su equidad. Además el que quiera fabricar paños, tejer, batanar, tintar, hacer hilados de lana, etc., por su cuenta, y para usos domésticos, será servido con puntualidad, esmero y economía”.

.- En el año 1871. D. Cenón Alfaro ha establecido en la villa de San Pedro Manrique, pueblo de su naturaleza, provincia de Soria, una fábrica de batanear paños, impulsada por las aguas del río Linares, y montada con todos los artefactos y últimos adelantos de la época; procurando dejar satisfechos los deseos de los que honren su establecimiento tanto con la equidad como con la bondad de género, añadiendo a esto la circunstancia inapreciable de la brevedad, puesto que en el espacio de cuatro horas abatana 60 varas, o sean 15 varas por hora, según tendrán lugar de experimentar los favorecedores, a los que se les servirá con puntualidad, esmero y economía”. El 16 de febrero de 1882 se declaró un violento incendio en esta fábrica, habiendo sido pasto de las llamas todos los géneros que encerraba el establecimiento, que era lo que constituía su fortuna. No ocurrieron desgracias personales. (Cenón Alfaro Carrascosa fue alcalde de la villa).


Hablaré ahora de los molinos harineros siguiendo el cauce del Linares. 

1º.- La fabrica o molino de "los Aragonés" o del Sr. Rebote.

Se encuentra en la parte baja del pueblo, el edificio actualmente está en buen estado de conservación.

Es conocido como el molino del "tío Rebote" o molino de "los Aragón", su titular fue Faustino Aragón Bachiller, siendo posteriormente su dueño el "tío Mateo", Mateo Garrido. 

Es molino panadería más reciente, una cartelera indicaba su uso y propietario: “FABRICA DE HARINAS FAUSTINO ARAGON”. 

En el avisador numantino de 3 de septiembre de 1924, aparece un anuncio de la venta de este molino, llamado de los Aragonés, próximo al mercado, salto de 12 metros, 2 parejas francesas con su correspondiente cernido, tiene además una panadería mecánica bien acreditada y dispone de un motor de gas pobre de 15 caballos. Se vende por retirarse su dueño del negocio, propietario Faustino Aragón.

En un portal inmobiliario podemos leer: venta molino en San Pedro Manrique, diferentes estancias, cinco habitaciones, cocina dividida en dos partes, baño; disponible de cuatro plantas: dos donde se encuentran las estancias, un desván diáfano y sótano, además patio y diversos anexos.

Octubre 2023.

2º.- Molino del "tío Sastre de Arriba".

Es el primer molino a la salida del pueblo, se accede cruzando un puente de piedra, ya que se encuentra en la margen derecha del río. Lo construyó Narciso Calvo (tío Sastre). 

Molino, puente y huertas, hoy cuidadas. 


Interesantes son los puentes existentes para cruzar el río; puentes para acceder a los molinos y otros para comunicarse entre pueblos o con la villa. Hay de piedra, antiguos y más modernos, de cemento y también los hubo de madera.

Cómo ejemplo dos fotos. Una del existente para acceder al molino del "tío Sastre", que fue encofrado por Vicente Zamora y construido por el tío Sastre. Y otra, del romano para algunos, en el camino de San Pedro a Acrijos, donde se encuentra el molino del "tío Mateo". 

En próximas entradas continuaremos el camino. 

Me atraen esos edificios que se encuentran cerca de los cauces de los ríos, la mayoría de ellos en la actualidad, en estado ruinoso. Aceña o molino harinero de agua. 

Confieso que aunque ya cumplí los sesenta, no los he visto funcionar. Suelo preguntar por ellos a los más mayores, todos me hablan del papel tan importante que desempeñaban hasta mediados del siglo pasado. Aún recuerdan, los nombres o apodos de sus titulares y/o de los molineros, las distintas partes de que constaba o el proceso de molienda. Surgen los recuerdos, anécdotas y crónicas negras, o refranes: “De molinero cambiarás, pero de ladrón no escaparás”.

Una curiosidad, en las inmediaciones del pueblo de Fuentelárbol podemos ver ruedas de molino de cereal alineadas alrededor de una finca, es debido a la costumbre que existía en dicho pueblo de colocar una de ellas, por cada boda que allí se celebraba. Hace ya mucho tiempo que no se agrega ninguna.

Ha sido una necesidad ancestral el moler trigo y otros cereales, para la alimentación de personas y animales. El trigo para consumo humano, harina para hacer pan, un alimento de primera necesidad. El salvado, la cáscara del grano de cereal desmenuzada por la molienda, y la harina de cebada o centeno, mezclados con paja o berzas para los animales. Esa labor podríamos decir que se profesionalizó con el funcionamiento de los molinos harineros. Se cobraba en dinero o si era molino maquilero se percibía maquila por hacer la molienda. La maquila, la cantidad de grano o harina que se quedaba el molinero, el pago en especie por su trabajo.

Lógicamente, el número de molinos dependía de la población y sus necesidades. Siguiendo el título de esta entrada, enumeraré los existentes en la Comunidad de Villa y Tierra de San Pedro Manrique, a mediados del siglo XVIII. La fuente de información son las respuestas dadas, en los distintos pueblos, y reflejadas en el llamado catastro del Marques de la Ensenada.

Estas construcciones se edificaron en las inmediaciones del curso del río Linares (Oncala, El Collado, San Pedro Manrique, Vea y Villarijo), en su afluente el río Ventosa (Huérteles, Palacio de San Pedro y Ventosa de San Pedro) y en el Arroyo de la Canal, afluente del Ventosa, (Montaves), así como en el río Valdeprado, afluente del Alhama, (Valdeprado).

Los molinos existentes en ese momento eran:

Oncala. En el término de este pueblo hay un molino harinero de una muela, que muele de represa sólo tres meses al año, que es propio de Antonio Muñoz, vecino de este lugar, el que tiene arrendado Custodio Martínez por el que le paga de renta anual ocho fanegas de trigo, quedándole de utilidad al dicho Custodio Martínez al año, ciento veinte reales de vellón.

El Collado. Hay un molino harinero de una muela que muele en invierno de represa, que es propio de Don Juan Jiménez Barrio, vecino de el lugar de Oncala, el que tiene en arrendamiento Pedro Martínez, vecino de dicho lugar, por el que paga de renta al año doce fanegas de trigo común, que rebajada le consideran de utilidad al dicho rentero al año, ciento veinte reales de vellón.

San Pedro Manrique. En el término de esta villa hay seis molinos harineros de agua de una muela cada uno que muelen de represa, y uno que se halla cerrado hace algunos años; que éste y el que tiene arrendado Manuel Ximénez, vecino de esta villa, son propios de el mayorazgo que al presente obtiene y administra doña Ángela Sánchez Samaniego, viuda, vecina de esta villa, que por el que se halla andante paga de renta anual el susodicho treinta fanegas de trigo común, que bajada dicha renta regulan lo que da de utilidad a el año, a el nominado Manuel Ximénez, seiscientos reales vellón, y que si se arrendase el otro, que se halla cerrado, rentaría a el año veinticuatro fanegas de trigo común.

El otro pertenece a la capellanía que en la iglesia de San Martín de esta villa fundó don Francisco Blázquez Malo, vecino que fue de ella, para la Misa de Alba, el que tiene arrendado Domingo García, vecino de esta villa, por el que paga de renta anual treinta y tres fanegas de trigo común, que bajada regulan lo que da de utilidad anualmente seiscientos reales vellón.

El otro pertenece a la capellanía que en dicha iglesia fundó don Pedro Palacios, el que tiene arrendado Bernabé González, vecino de esta villa, por el que paga de renta anual veintiséis fanegas de trigo común, que bajada le quedan de utilidad cada un año cuatrocientos cincuenta reales de vellón.

Otro pertenece a don Melchor Rodríguez Carabantes, vecino de esta villa, el que tiene en arrendamiento Juan Antonio Ximénez, vecino de esta villa, por el que paga de renta anual veinte y cuatro fanegas de trigo común, que rebajadas regulan lo que da de utilidad a el año cuatrocientos reales vellón.

El otro pertenece a don Juan Manuel de Cereceda, vecino de esta villa, dos partes, otras dos a don Roque de Cereceda, vecino del lugar de Maya, jurisdicción de la de Yanguas y otra parte a la fundación de doña Ana de Camporedondo, vecina que fue de esta villa, el que tiene en arrendamiento Juan Ximénez, vecino de ella, por el que paga de renta anual veinte fanegas de trigo común a él respecto de cuatro fanegas cada parte, que rebajada regulan lo que da de utilidad anualmente quinientos reales vellón. 

Y el otro pertenece a la capellanía que en la iglesia de San Martín fundó el familiar don Martín Beltrán, vecino que fue de esta villa, el que tiene en arrendamiento Joseph López Garijo, vecino de ella, por el que paga de renta anual treinta y seis fanegas de trigo común, que bajada regulan lo que da de utilidad al año seiscientos reales vellón. 

Hay cuatro batanes, el uno cerrado sin uso, propio de la capellanía fundada por don Antonio Ximénez presbítero beneficiado de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Peña de esta villa. El otro es propio de Joseph del Rincón, vecino de esta villa, quien se lo administra por si. El otro pertenece a Ángela López del Prado, viuda vecina de esta villa, el que tiene en arrendamiento Manuel López de la Cuadra. Y el otro es propio de Ana María Sáenz de Rodrigañez, viuda vecina de esta villa, la que se lo administra por si.

Un lavadero para beneficiar y lavar lanas finas propio del mayorazgo que obtiene doña Ángela Sánchez Samaniego, viuda, vecina de esta villa, el que administra por si dicha señora.

Y un tinte propio del mayorazgo que fundó Jorge de Gante, vecino que fue de esta villa, y al presente obtiene dicha Ángela, el que tiene en arrendamiento Blas Ximénez, vecino de ella.

Vea. En el término de este lugar hay dos molinos harineros, que el bajero es propio del concejo y vecinos de ély lo tiene arrendado Juan León Rojo, su vecino, por el que paga de renta anual doscientos noventa reales de vellón, a quien bajada regulan lo que da de utilidad al año quinientos cincuenta reales de vellón. Y el otro que llaman de la media Legua, es propio de Diego León, vecino de este dicho lugar, quien se lo administra por si, en el que regulan quedarle de utilidad anual, mil y cien reales vellón.


VillarijoEn el término de este lugar hay un molino harinero que tiene y muele sólo con una muela de represa, que pertenece de seis partes dos a los beneficiados de la iglesia parroquial de San Martín de la villa de San Pedro, otras dos al capellán de la misa de Alba fundada en dicha iglesia, una parte a Josep López vecino de la expresada villa, y la otra parte a la Casa Santa de Jerusalén, el que está arrendado en doce fanegas de trigo común al año, que al molinero regulan quedarle de utilidad al año quinientos noventa y cuatro reales vellón.   

Huérteles. En el término de este lugar hay un molino harinero sito en el río de él, que tiene solo una muela y muele de represa en tiempo de invierno, desde el mes de diciembre hasta abril, propio de don Manuel de Balmaseda que administra por si, que regulan su utilidad al año en seiscientos reales vellón. Tiene un criado en el molino. 

Montaves. Hay un molino harinero que tiene solo una muela y muele de represa, propio de la capellanía que fundó Martín Beltrán, vecino que fue de la villa de San Pedro, que tiene arrendado Santiago Sánchez de Lara, vecino de ella por el que paga de renta en cada un año ocho fanegas de trigo, quedándole de utilidad al dicho Santiago anualmente ciento y cincuenta reales vellón.  

Palacio de San Pedro. En el término de este lugar hay un molino harinero de una muela propio de las ánimas de este lugar, el que hace dos años que no está andante, por haberse deteriorado y no tiene rentas para poderse reparar, y si se pusiera andante rentaría ocho fanegas de trigo común.

Ventosa de San PedroHay un molino harinero que tiene una muela y muele medio año de represa, y es propio su mitad de las ánimas de este lugar y la otra mitad de Juan Ignacio Hernández, Pascual Calvo menor, Marcos Calvo, Ángela Calvo, vecinos de este lugar, y de Juan Berdonces del de Palacio, el cual dicho molino lo tiene arrendado dicho Marcos Calvo, por el que paga de renta doce fanegas de trigo común al año, en el que le queda de utilidad al expresado molinero anualmente trecientos y veinte y cinco reales vellón. 

ValdepradoHay dos molinos harineros, que muelen cada uno con una muela. El primero es propio su mitad de Juan Esteban Ximénez y de la otra mitad, las dos partes de Juan Zamora y la otra de Juan Pérez Orte, todos vecinos de este lugar. Y el otro que llaman el bajero de Juan Pérez Orte, vecino de este lugar, los que se administran por si dichos dueños


Caminos de herradura para la movilidad de personas y mercancías, de un pueblo a otro vecino, o hasta la villa. Calzadas y puentes para llevar a los molinos los cereales de los pueblos cercanos. Caballerías cargadas de talegas con grano, recuas con ocho gavillas, de esparceta y en ocasiones de alfalfa, cuatro a cada lado en las artolas. Viajes de ida y vuelta.

Niños de los molinos, río arriba, van camino de la escuela de San Pedro Manrique, niños de la Media Legua se dirigen a la escuela de Vea. Viajes de ida y vuelta.

Interesante y necesario sería el desarrollar unos itinerarios por estos molinos de agua. “Molinos del Linares y sus tributarios” podría ser su nombre. Un complemento a la ruta ya existente de “Los pueblos abandonados”. Edificios y puentes, arquitectura serrana admirada, bello paisaje,  y caminos nuevamente transitados.


Si se adquiriera y recuperara, para utilidad pública, aunque sólo fuera un molino, si se pusiera en funcionamiento de forma ocasional, tendríamos un atractivo más para el desarrollo del turismo de la zona. Podría desempeñar, así mismo, una labor pedagógica y didáctica, un complemento para la educación y enseñanza, de las nuevas generaciones.


En próximas entradas hablaré de la molienda, de las partes del molino, de los que actualmente existen en el curso del río Linares y del estado en que se encuentran.

En esta entrada hablaré de la obra más importante que para el pueblo de Oncala financió, el arzobispo bienhechor, Juan Francisco Ximénez del Río, su iglesia.  
Agricultores de minifundio. Pequeños propietarios de fino. Pastores de merino con “escusa” concedida, unas cabezas propias con  pastos pagados por el ganadero y minorados de la retribución. Y ganaderos mesteños. “Ya se van los pastores a la Extremadura”. Rebaños de unas mil cabezas, con cincuenta carneros y la mitad de mansos. Conducidos por rabadán, tres pastores y zagal. “Ya se queda la sierra triste y oscura”. Cinco mastines, en el cuello las carlancas, los hierros protectores, cada uno de ellos tiene su amo que le mima. Caballerías con el hato, el caldero y la sal. Cañadas, cordeles y veredas. El camino que se ha de volver a pisar. “Ya se queda la sierra triste y callada”. Matriarcado poco reconocido, en el largo invierno soriano. Pueblos vacíos, casi exclusivamente abuelos, mujeres y niños. “Más de cuatro zagalas quedan llorando”.
Casas de piedra, bella arquitectura serrana. Unas setenta habitadas y dos blasonadas: “Saez” y “Ximénez”. Es la Oncala de la época del arzobispo.
En su escudo episcopal y como ornamento, la marca de la familia de los “Ximénez”. Primero en el escudo de obispo en Segovia,  seis borlas en tres filas  y luego en el de arzobispo de Valencia, 10 borlas en cuatro filas. Bajo el AVE MARÍA mendozino y en el centro  sus armas. Una cruz cargada en su brazo superior de una corona, dos leones rampantes afrontados y un cordero, acompañado de cuatro estrellas de seis puntas.

Existía una pequeña iglesia rural, iglesia del concejo en el barrio de la Revilla. Una ambiciosa obra proyectada por el arzobispo, la construcción de una más amplia. Dos barrios, la rivalidad y las desconfianzas. ¿Y si no llega a construirla en su totalidad? Solución salomónica. Se edificará la nueva manteniendo la iglesia ya existente. Y así, mientras la construcción, no se interrumpirá el culto divino. Obras a sus expensas durante los años 1780 a 1798 y legado concluido dos años antes de su muerte. Altiva iglesia de San Millán dominando el pueblo y el término. Cuando se hubo terminado la nueva, comenzaron a derribar la primitiva, sacando por la puerta los escombros en cestos y espuertas. ¿Dónde se reutilizaron las piedras de la iglesia antigua? La ermita ya estaba construida desde 1791 y la casa-palacio del arzobispo también.

Iglesia advocada a San Millán de la Cogolla, San Millán hijo de pastores y pastor  en su niñez. El patrón y protector de los pastores en una Oncala ganadera. Construcción de cal y canto, con forma de cruz.
Cruzamos el umbral y la mirada se detiene. Bajo el coro pilas bautismales en plural. Una en el baptisterio y la otra allí reubicada. 

Caminamos franqueados por su mayor tesoro, mirada de reojo hasta llegar al altar. El retablo Mayor con la talla de San Millán, monje con sayal negro, cayado y cordero acurrucado a sus pies, de la primera mitad del XVIII. 
Franqueándolo las tallas de San José con el niño, del último cuarto del XVIII. 

San Roque, madera hueca de nogal noble. 

Un Cristo crucificado y la virgen del Espino hasta allí trasladada. Virgen negra, su ermita y la casa del santero, milagros y romerías, la devoción y las tradiciones, la leyenda del aceite y la codicia humana.
Y ahora con tiempo suficiente, contempla y admira los diez tapices, que colgados en los muros interiores decoran la iglesia. Ocho son de la serie denominada Apoteosis Eucarística y dos de la serie
llamada galante, es el Museo de Arte Sacro.
Fueron tejidos a partir de los bocetos que Rubens pintó, para la serie El Triunfo de la Eucaristía, que le había encargado la infanta Isabel Clara Eugenia, para el monasterio de las Descalzas de Madrid. Paños de la escuela flamenca realizados en el siglo XVII.
La catedral de Valencia puso en subasta pública dieciséis paños. Fueron comprados por el arzobispo en los últimos años de su vida y los donó al pueblo que le vio nacer. Diez quedan colgados en la iglesia, los seis restantes, que decoraban la ermita, fueron vendidos.
Solo unas imágenes. En los libros y las redes  existe una amplia documentación, con información detallada. Ahora escucha las sabias explicaciones en boca de ganadero trashumante. Ahora la soledad y el sonido del silencio.
Como curiosidad en el avisador Numantino, de 15 de septiembre de 1906, se dice: 
“Los tapices de Oncala. Sabido es que en la magnífica iglesia de Oncala existen antiguos y  valiosísimos tapices que siempre han despertado la codicia de los anticuarios que han hecho tentadoras proposiciones para adquirirlos. 
Hasta nosotros han llegado rumores de algo grave que con referencia a dichos tapices dícese ha ocurrido, y como nada concreto podemos afirmar solo expresaremos que según nos informan, los tapices continúan en Oncala y el pueblo ha estado y está dispuesto a no permitir que aquellas joyas de arte y riqueza sean mal vendidas, ni que sirvan para enriquecer  particulares. 
Los citados tapices han sido valorados en 50.000 duros y son propiedad del Ayuntamiento de Oncala y de su parroquia".
Y en un artículo de 1922  "No es la primera vez que míster León Levi hace compras de obras artísticas en España, ni es tampoco la primera vez que una intervención oportuna y rápida entorpece y hasta desbarata estos negocios". (Astuto arqueólogo míster Levi , adiós a las pinturas de Casillas).
Venció, (don Manuel Hilario Ayuso) en cambio, al salvar los tapices de Oncala, quizás la única equivocación del señor Levi, que ofreció por ellos más de lo que valían, y parece, Dios lo quiera, que vencerá ahora, porque también ha intervenido en este asunto que de deslizarse conforme  los deseos de míster Levi, proporcionará acaso a éste el mejor de sus negocios.”
También dotó a la iglesia con vasos sagrados y ornamentos de seda, ocho o diez casullas del siglo XVIII bordadas en oro y plata sobre seda. Con el fin de atender los gastos de la Ermita y la Preceptoría de latín (enseñar la gramática del latín), para la que edificó casa especial, dejó una fundación de doscientos mil reales, que desapareció con la desamortización de Mendizábal.
Benefactor en los lugares donde ejerció su mandamiento. En los diez años de pontificado en Segovia, visitó dos veces toda la diócesis. Construyó a sus expensas el pavimento de la santa iglesia, adornó cuatro capillas y dio para el culto ternos preciosos y ricos ornamentos. Importantes fueron las donaciones al hospital de Segovia, en agradecimiento un retrato de Vicente López Portaña, colgado y en la cartelera: «D. Juan Fran-co Ximénez Obispo de esta ciudad de Segovia Bienhechor especial de este hospital de la Misericordia y después hecho Arzobispo de Valencia», compuso tres entradas de aquella ciudad, hizo varios caminos, fábrica de paños, estableciendo escuelas en los pueblos para que se hilase la lana fina. Beneficencia a los labradores y profesores.
En Valencia, pese a su corto arzobispado, realizó una intensa labor en favor de la industria de la seda, apoyando el trazado de los caminos del Grao y de la Albufera y ocupándose de la Casa Hospital General de la Ciudad, un cuadro de Vicente López Portaña, con su imagen lo recuerda, entregado después de su muerte, y en la cartelera: «El limo. Sr, D. Jvan Francisco Ximénez del Río. Arzobispo de Valencia, singular bienhechor de esta santa casa». 
La muerte le sobrevino el día 1 de abril del año 1800, su lápida sepulcral se encuentra en la Capilla de San Dionisio y Santa Margarita de la catedral de Valencia. En la Sacristía de dicha catedral, cuelga el retrato oficial, anónimo, del arzobispo.

Retrato: "Catedral de Valencia".



La iglesia de San Millán (BIC 1983) y los tapices que forman parte del Museo de Arte Sacro de San Millán creado por convenio de 1994 firmado por la Consejería de Cultura, Diócesis y ayuntamiento y parroquia, son bienes de Interés Cultural. (BOCyL de 2 de junio de 2014. Consejería de Cultura y Turismo de la Junta. Se declara Bien de interés Cultural  con la categoría de Monumento, la iglesia de San Millán de Oncala, incluyendo en la declaración, como partes integrantes, el conjunto de tapices, ubicados en la Iglesia, Sede del Museo de Arte Sacro.