Epístola satírica de San Pedro Manrique y su Tierra (Soria).

La epístola de tradición oral y con ligeras variantes según el recitador, es un compendio satírico que hace referencia a la villa y los pueblos de la tierra de San Pedro Manrique. (Versión relatada por Cándido Martínez hace más de cuarenta años).
Epístola de la actual desolación, fotos del sonido del silencio. De piedras caídas y recuerdos del pasado en el olvido. Un homenaje a todos aquellos que con su esfuerzo lo construyeron y que nosotros estamos permitiendo que se pierda.

Lectio Epístola badana:
la cabra coja no está sana.
El pastor que la encojó,
palo o pedrada le dio.
En Villarijo las cucas (guindas),
en Armejún trigo bueno, el que lo tiene, lo tiene y el que no, se queda sin ello,
y para malas cabezas a Valdemoro me vuelvo.
Peñazcuna no lo cuento, porque allí no hay sacramento.
Buimanco está en un altillo, frente a Vallejo labrado, sembradores de centeno, guardadores de ganado.

Vea está en un peñascal, donde el diablo no puede entrar.
En Fuentebella cabreros, y en Acrijos esteperos.

En Taniñe los letrados que de agudos se perdieron, pues sembraron las alcudias y ni un grano cogieron.
En Las Fuentes los espuelas, muy amigos de montar en mulas de otros arrieros.
En Huerteles poco trigo.
En Oncala leña menos.
En San Andrés los medeles, gente santa o no santa, líbranos Dios de ellos.
En El Collado cuatro casas que tienen mucho dinero.
En Navabellida los iglesias, que sacan los pendones.
En Palacio tejedores de alforjas, que no de lienzones.
En Montaves los hebreos que estuvieron sin Dios hasta el año mil quinientos, cuando se lo llevaron los pelaires de San Pedro.
En La Ventosa San Roque es la devoción del pueblo. Lo sacan en procesión y cuando van a volverlo le llenan la calamborra en la fuente pa el invierno.
En Matasejún los zorreros, que entró la zorra en la iglesia y los encontró durmiendo, les dio la paz con el jopo y se escapó juyendo.
En Sarnago mayorales, esto era en otros tiempos. Ajustaban pastores por años y les pagaban por medio, y cuando iban a cobrar les azuzaban los perros.
En El Vallejo perales,
Valdelavilla todos huertos.
En Castillejo ciruelos.
Valdenegrillos las tordas. Las cogen en invierno, enristran por las narices y las llevan a vender a la villa de San Pedro, las grandes a cuatro cuartos y las chicas a tres y medio.
En Valdeprado taberneros, que con burros y mulos conducen vino a los pueblos, se entran en los portales y comen buenos torreznos y a más de cuatro hombres de bien, les ponen así los cuernos.
En San Pedro son los malos y los malos son los buenos, porque todos los lunes vamos a verlos.

2 comentarios:

  1. Formidable!!!! Me encanta, qué buen repaso a todos los pueblos. Muchas gracias!

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    1. Gracias Vera, me alegro te haya gustado. Felicidades para ti, por el largometraje: “Aún se bendicen los campos”. Por esa visión tan humana, de las Tierras Altas sorianas. Agudos ojos femeninos, preciosas imágenes y música, donde las palabras no son necesarias. Acostumbrado al silencio y muchas ruinas, el contemplar la vida, el ver personas, aunque sea en imágenes me hace pensar.

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