El molino harinero en la ex-comunidad de la Villa y Tierra de San Pedro Manrique.

Nombres e imágenes de recuerdo y homenaje a estas construcciones tradicionales y a los que de ellas vivieron.

Foto: María José Moreno

En la entrada anterior hablé de los molinos harineros que existían, a mediados del siglo XVIII, en la Comunidad de Villa y Tierra de San Pedro. La molienda siguió desempeñando un papel fundamental a lo largo de mucho tiempo, para la vida de los habitantes de estos pueblos. 

Unos doscientos años después, a comienzo de la década de los sesenta del siglo XX, como consecuencia de la revolución industrial y el éxodo de los habitantes del mundo rural a la industria, llegó el fin de la utilidad de estos molinos hidráulicos, comenzando así su decadencia.

Entre los protagonistas, sin ninguna duda, el principal será el molino harinero. Pero entendiendo el molino como un conjunto de elementos. La vivienda del molinero y su familia, donde también se realizaba la molienda. Como ejemplos podemos decir que a mediados del XIX en el término de San Pedro Manrique había cinco molinos habitados, eran 5 cédulas y veintiocho sus habitantes o en 1930 cuando en el molino de La Media Legua, vivía la familia Jiménez-las Heras y sus cuatro hijos. 

En una economía de subsistencia junto al molino había edificios menores para los animales domésticos: establo, gallinero y pocilgas. En ocasiones palomar y horno para poder cocer el pan, aunque normalmente se encontraban en el edificio principal. Una cuadra, para que pudieran descansar las caballerías de aquellos que iban a moler. Huertas anejas al mismo, para hortalizas y frutales, y en ocasiones fincas de labor y pastos.


El agua es otro de los protagonistas, elemento necesario e imprescindible para el funcionamiento de estos molinos hidráulicos. Las condiciones climatológicas de esta zona determinan su funcionamiento a lo largo del año. Al no llevar el cauce del río el agua suficiente para llenar la balsa, necesaria para que las maquinas puedan funcionar, permanecen parados algunos meses. 

Así, a comienzos del siglo pasado había en la ex-comunidad de Villa y Tierra de San Pedro, molinos con una piedra y que trabajaban tres meses al año: uno en los pueblos de El Collado, Huérteles y Ventosa de San Pedro. Con una piedra y que trabajan más de tres meses y menos de seis: uno en San Pedro Manrique, otro en Villarijo, y dos en Valdeprado y Vea. Con una piedra y que trabajan más de seis meses al año: seis en San Pedro Manrique. 

Todos los molinos son de represa, es necesario almacenar de forma artificial el agua en una balsa. Para conducirla hasta ella se construye una pequeña presa sobre el río, derivando así parte del cauce y conduciéndola por el caz, acequia o canal inclinado, hasta el cubo que se encuentra en las inmediaciones del edificio. 

Existe una compuerta o tajadera, de madera o hierro, que se sube o se baja dependiendo de la necesidad de que siga o no entrando agua.


La balsa o cubo es una construcción, normalmente de forma circular, hecha de sillares para almacenar el agua, en espera de hacer la molienda. 


Poseen un rebosadero o aliviadero para desaguar cuando el cubo ya está lleno.


En su base hay una abertura denominada bocín, un agujero para que al abrirlo pueda penetra el agua. Esta abertura se encuentra  protegida de una reja, evitando así la entrada de maleza.

El agua al caer desde la altura por el desnivel y pasando después por un conducto estrecho, llamado saetín, coge fuerza; es la fuerza motriz necesaria para mover el rodeznoque se encuentra en el cárcavo del molino. Esta agua producía una enorme presión sobre el rodezno, que a través de ejes y engranajes trasmite la fuerza necesaria para que gire la muela volandera encargada de triturar el grano.

Hay verdaderas obras de arte y de esfuerzo para construir estos saltos de agua, que en ocasiones superan los diez metros. Sólo dos imágenes, como ejemplos de los excavados en la roca.


El agua una vez que ha cumplido su misión continua por el socaz, tramo existente debajo del molino, hasta llegar a la madre del río. Estos túneles son también verdaderas obras de arte y del esfuerzo. Esa agua servirá para mover otros molinos situados curso abajo del río.   


Desde el Catastro de la Ensenada hasta su decadencia fueron dos centenares de años de evolución, desapareciendo algunos de ellos, con nuevas construcciones y mejoras en los ya existentes. Sólo unas imágenes como ejemplo para corroborarlo. 

AÑO 1881
SE REEDIFICÓ AÑO 1886 
AÑO 1945
MAYO C. María 1897

Es de destacar la adaptación de alguno de ellos para convertirse también en pequeñas centrales hidráulicas, produciendo la electricidad necesaria para el alumbrado público de los pueblos. Desarrollando tanto la molienda como la producción de electricidad. Estas mini-centrales de electricidad desaparecieron con las grandes centrales eléctricas. De ellas hablaré en una próxima entrada. 


Si se adquiriera y recuperara, para utilidad pública, aunque sólo fuera un molino, si se pusiera en funcionamiento de forma ocasional, tendríamos un atractivo más para el desarrollo de la zona. Patrimonio, turismo y educación.

4 comentarios:

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    1. Muchas gracias Eduardo. Ampliaré con nuevas entradas sobre la molienda, la transformación de algunos en pequeñas centrales electicas y el estado en que se encuentran en la actualidad. Un saludo.

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  2. Excelente reportaje de estas maravillas de la arquitectura hidráulica. Todo muy bien explicado para saber un poco más sobre el funcionamiento de estos molinos, autenticas obras de arte. Muy buen complemento de las fotografías al texto. Un trabajo digno de elogio.
    Un abrazo Cándido.

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    1. Muchas gracias Faustino, me alegro mucho que te haya gustado. Los molinos harineros desde siempre me han atraído. Su arquitectura, los lugares especiales donde se encuentran, los elementos, su funcionamiento,... En ocasiones son despoblados en menor tamaño, a los que tú también conoces y con detalle nos describes. Un abrazo.

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