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Acabo de aportar los documentos para acreditar la propiedad de una finca afectada en la obra: proyecto presa para el abastecimiento de la comarca de San Pedro Manrique. Es la necesidad legal de ocupación de terrenos, firma y datos bancarios.
Hace unos meses, antes de que comenzaran las obras, decidí recorrer la senda ancestral. El antiguo camino que unía San Andrés con San Pedro Manrique, el sendero que otros durante muchos años recorrieron. Camino pronto interrumpido por las aguas de montaña retenidas en el embalse de cabecera.
Salimos de San Andrés por la carretera asfaltada, debemos coger la pista de concentración a mano izquierda. La seguimos hasta encontraremos un camino de tierra, también a la izquierda, es nuestro camino. A medida que vamos avanzando brotan momentos del pasado que quedaron en el recuerdo. Era lunes, lunes de mercado como todos los lunes. Caminos transitados en otros tiempos, gentes de las aldeas que por distintas veredas desembocaban en la villa de San Pedro Manrique. En su amplia plaza de la Cosa, el punto de reunión, de transacciones, de encuentros y relaciones para las gentes de la comarca de la villa y tierra.
Allí acudían para abastecerse de todo lo que necesitaban, era la economía de subsistencia. Ventas y compras. Arrieros, tratantes, blusas negras y varas. Boinas sobre los surcos de la frente y vestidos de nuevo para la ocasión. Ganados y cereales. Lechones, pollos y gallinas. Trigo, centeno, cebada, avena, cucos, guijas o esparceta para la siembra. Huevos y patatas. Cargas de fruta a hombros de mulos venidos de la vecina Rioja.

Pasos que van haciendo camino y junto al camino piedras caídas. Topónimos cercanos en el olvido, cerrado la Lámpara, prados de la Virgen , prado del Cura, cerrado Tres Casas,... El castro de la Edad del Hierro “Los Castellares” a la izquierda y a la derecha una mancha de verde perenne "Las Carrasquillas".  Y llegamos al río, nuestro protagonista. El  moderno puente de El Solano para cruzarlo, nos esperan los "Sotillos", bosque de ribera, árboles y arbustos.  
Como lo cruzaron otros pasos camino a las ferias, bien a la de San Antonio o a la del Rosario. Ganado mular, caballar, asnal, lanar, cabrío o de cerda en el ferial. Camino a recorrer acompañando al río Linares, en su cabecera el río Mayor.

La antigua feria de ganados de San Antonio se celebraba en San Pedro Manrique. En 1883 se trasladó para todos los años a los días 13,14 y 15 de junio, salvo que coincidiera con la festividad del Corpus, que también era trasladada. El motivo para que los agricultores que carezcan se provean de ganados y demás útiles para la recolección. Distracciones y espectáculos, la banda de música de la villa, bailes y partidos de pelota. 
La feria del Rosario se venía celebrando desde tiempos inmemoriales en la villa. Desde 1878, el martes siguiente de la festividad de la Virgen del Rosario, durante tres días, martes, miércoles y jueves. En octubre ferias tradicionales, después de la recolección de cereales, vendedores de granos, transacciones y compradores. Se restableció en 1911 y a los gitanos se les señalará sitio aparte del ferial.
Camino concurrido al ancestral rito festivo. Camino transitado en otras ocasiones especiales. A la traslación, terminado el novenario, procesión de la venerada en toda la comarca. Insignias de cruz, pendones y estandartes, sonidos de letanías. Romerías cuando la lluvia se hacia de rogar, en mayo, la bendita agua de mayo para el cereal. Flores, banderas y pendones. Ruegos, cánticos y plegarias a la Virgen de la Peña solicitando mercedes a la patrona de la villa y veinticinco pueblos.

Y allí nos detenemos como el agua se detendrá. He vuelto a recorrer el viejo camino, el camino de la nostalgia. Y allí están las maquinas, explanando y la madera de aserradero.

En la década de los treinta del siglo pasado, ya existía un problema de abastecimiento de agua en San Pedro Manrique y los pueblos sorianos de Vea, Peñazcurna y Villarijo y en los riojanos río abajo. Se proyectó el llamado "Pantano de San Pedro Manrique”. La Confederación hidrográfica del Ebro realizó el proyecto provisional en el río Linares, arriba del pueblo y el sitio donde cruza con el camino a Sarnago,  inundando el terreno de pasto “Dehesa caballar”. Hubo oposición por parte del ayuntamiento de San Pedro. Y se hizo un segundo proyecto con la denominación “Pantano la Ventosa de San Pedro Manrique" en la confluencia del río Linares con el de La Ventosa. De los dos estudiados se elige el proyecto de la “Ventosa de San Pedro”.
Las circunstancias políticas, el olvido y el polvo de los cajones. Como después las decisiones políticas y el olvido institucional llevaron a esos pueblos sorianos a deshabitarse.  Hoy y antes esos  pueblos no importan, llegó la emigración, ya solo quedan piedras caídas.
Los problemas de abastecimiento sobre todo en época estival continúan, fechas para muchos de vuelta temporal a los orígenes. Meras cifras, el abastecimiento de los núcleos (20,78) y abastecer la actividad ganadera (79,77), acabáramos. A comienzos de siglo se redacta un proyecto de presa, con nueva ubicación y un nuevo nombre "Presa Río Mayor”. Y el proyecto como no, como no podía ser de otra manera que se dice ahora sigue su curso. Presa en la cabecera del río Linares, llamado río Mayor en ese tramo, en el municipio de Oncala. En el Hoyo del Solano, término de San Andrés de San Pedro, con una capacidad de 0,623 hectómetros cúbicos. Con ello se garantizará el abastecimiento de los pueblos de la comarca. Hablamos de San Pedro Manrique, Palacio de San Pedro, Ventosa de San Pedro, Matasejún y Taniñe (Municipio de San Pedro Manrique) y de Montaves y Huérteles (Municipio de Villar del Río).
Buenas noticias para estos pueblos y su futuro desarrollo. 
Declaración de impacto ambiental. Licitación de contratación de obras. Adjudicataria la empresa Construcciones Sarrión y Aglomerados Numancia (UTE). Formalización de contrato. Necesidad de ocupación de los bienes incluidos en el expediente de expropiación forzosa. Anuncio de licitación de la contratación servicio para control y vigilancia de la obra. 
En el BOCyL de 28/02/2018. Anuncio de licitación. Junta de Castilla y León, “proyecto para la construcción de una captación de agua en el embalse ubicado en el río Mayor, una Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP), y la red de distribución de agua potable, en alta, para el abastecimiento a varias localidades de la comarca de San Pedro Manrique, por un importe de 80.000 euros y un plazo de entrega de nueve meses”.
Trato de entender lo ininteligible. Comprender la marginación de todo el antiguo sexmo de la villa y tierra de San Pedro Manrique, el sexmo de Oncala (Oncala, El Collado, Navabellida y San Andrés). Carteles con firma y sello colgados comunican las restricciones de agua. Aguas estancadas, como estancados en el olvido quedan estos pueblos. 
Cómo es posible que la presa se construya en terrenos de San Andrés y no se garantice con ese agua el suministro a dicho pueblo. No sé qué intereses, intereses no tan ocultos, determinaron que los pueblos cauce arriba del pantano no se puedan beneficiar si tienen la misma problemática que los demás pueblos. 
Uno se pregunta y se responde, administraciones existe la adenda, existe la posibilidad de subsanar la injusticia. El sabio refranero dice: el que tiene padrino se bautiza.
Acabo de aportar los documentos y continuo andando por el antiguo camino.
Y luego el careo en los Prados de los Corrales, al este de la dehesa, al sur del "Quinto del Mostajo" y del término de Castilfrio, y al oeste del término de Oncala. Paraje destinado desde tiempos inmemoriales a pastos de verano. 
Pastos que pertenecieron a los Propios de San Andrés, es decir eran bienes y derechos de propiedad del Concejo Municipal. Su aprovechamiento era de los vecinos residentes. Su extensión noventa y ocho fanegas de Marco real, el equivalente a sesenta y tres hectáreas y once áreas.
Fueron adquiridos por el Estado, en virtud de la Ley de Desamortización de 1855. 
Luego la enajenación sacándolos a pública licitación. La subasta de estos Propios de San Andrés fue rematada en noviembre de 1866, en cantidad de cuatrocientos cuatro escudos. Fue adjudicada por la Junta Superior de Ventas de Bienes Nacionales en mayo de 1869 y con premura se efectúa el primer plazo de pago. Es don Juan Antonio Pinilla quien lo realiza y hace cesión el 5 de junio de 1869 a partes iguales a Jorge y Francisco Marín vecinos de San Andrés de San Pedro. Estos aceptan la cesión y se otorga escritura a su favor. (Jorge Marín Marín y Francisco Marín Fernández).
 JCyL AHPSo Sig.6227.
Otros propios de San Andrés subastados. También terreno baldío de pastos, "Cerro la Mostajera", "El Roldadero" y "Peña la Cera". Al sur del termino de Valtajeros entre los cuales pasa una cañada de ganados trashumantes, al este camino de Valtajeros, al oeste la dehesa boyal. Terrenos con varias ondulaciones. La superficie es de ciento noventa y nueve fanegas de Marco Real, equivalente a ciento veintiséis hectáreas y quince áreas.
Rematada en noviembre de 1866, mejor postor Juan Antonio Pinilla, adjudicada el 31 de mayo de 1867  por 640 escudos. Pago del primer plazo y cesión en favor de Manuel María Ridruejo, Nicolás Martínez y Valeriano del Río, vecinos de San Andrés, los cuales la aceptan en junio de 1867. (Manuel María Ridruejo y Ridruejo, Nicolás Martínez Jiménez y Valeriano del Río Marín).
 JCyL AHPSo Sig.6227.
Escudos y reales para el Estado y el empobrecimiento de los vecinos. Vencimiento por fincas vendidas y censos redimidos. En 1876 don Nicolás Martínez. hace un ingreso, por importe de ciento sesenta pesetas, es el décimo de las mil seiscientas pesetas en que fue rematado el lote de las Mostajeras.  Ese mismo año Jorge y Francisco Marín realizan el octavo pago, por un importe de ciento una pesetas, aun les quedan dos pagos, de las mil diez pesetas en que fue rematado el lote de los Corrales. 
Una cosa es el ingreso y otra la titularidad. El alcalde de San Andrés de San Pedro en noviembre de 1877 don Policarpo Ridruejo, en cumplimiento de la orden de la Administración Económica de la provincia de Soria y bajo su responsabilidad certifica los titulares de ambos lotes.

Titulares con participación en el lote La Mostajera, en Los Corrales o en ambos. (Año 1.877). (Lista que intentaré ir actualizando con el segundo apellido).


Tú que estas leyendo parte de la historia local de este pequeño pueblo, quizás por tus venas corra sangre de aquellos que con esfuerzo tenían una idea de futuro: "Pastos para los hijos habidos y por haber por los siglos". Tierras de pastos de verano y también aspas en movimiento en el presente.

Cincuenta y ocho nombres aparecen en el año de 1877 como titulares con participación en el lote la Mostajera, en Los Corrales, o en ambos. Para poder hacernos una idea decir que en la lista de electores de San Andrés de San Pedro, de diciembre de 1882, aparecen sesenta y dos nombres con el primer apellido. Letras labradas en piedra, en tiempos. Iniciales que son nombres, números que son fechas, y símbolos que son el reflejo de pensamientos y creencias. Otras letras en mármol o impresas en los papeles. Fotos en blanco y negro. Nombres y apellido en documentos oficiales.
Sacrificio, superación y fiestas patronales. Trascender en el tiempo sin quererlo.

Nombres que yo no quiero olvidar y que otros retomarán.
La educación y alfabetización han sido prioritarias para la gente de estos pueblos. Casi todos sabían leer y escribir. Quizás por ser las cartas el único medio de comunicación entre ellos y sus familiares en extremos. Hubo un tiempo en que había niños en el pueblo. Hubo un tiempo en que incluso había dos escuelas, una de niños y otra de niñas, y casa para el maestro.
En el año 1898, “Los Sres. Ridruejo, laboriosos y afortunados comerciantes, han construido en su pueblo natal San Andrés de San Pedro, un buen edificio para escuela que, después de surtirlo de abundantes material, han donado al Municipio”.
En agosto de 1932 Construcción de Escuela. EDICTO: El Ayuntamiento de San Andrés de San Pedro ha dispuesto edificar una escuela de niños. Los que deseen tomar a su cargo la construcción por contrato hablado, pueden presentarse a tratar con dicho Ayuntamiento el día 25 del actual, a las dos de la tarde, en la Sala Consistorial de este pueblo.
El curso 1966 se suprime la unidad de niños y se convierte en mixta la de niñas, por no existir censo escolar para su funcionamiento. El curso 1981 es el último en que se imparten clases y se escucha el sonido grave de la llave en la cerradura. 
Curiosamente a esta escuela acudió algunos meses Dionisio Ridruejo. En casi unas memorias nos dice: “Debí pasar algunos meses en el pueblo pues me mandaron a la escuela con mis primos. Una escuela limpia y chiquita, próxima al arroyo y pegada a una de sus modestas e insulares arboledas de álamos y acebos.” “Solo el Vallejo donde está la escuela, con sus chopos y sauces crecidos, me pareció lírico y gentil. Se comprende bien que la Andalucía entrevista en los inviernos de la trashumancia atrajese a los hombres que aun siendo propietarios en el pueblo sufrían una vida tan estrecha. Porque eran hombres de fibra dura, inteligente, que a pesar de su pobreza y la ingratitud del clima, habían aprendido a leer y a llevar cuentas y, sobre todo, llevaban en la sangre aquella dignidad austera, aquella lucidez más lógica que imaginativa de que hablan los entendidos en antropología soriana y celtibérica. Hechos a la nevadas recias y a los trabajos duros. ¿Qué no harían en la Andalucía indolente y regalada, mísera para sus esclavos de la tierra, pero ubérrima como medio natural?”.
Hoy solo quedan los recuerdos, la ruina de una de ellas (enajenada en pública subasta en 1989), la otra rehabilitada y acondicionada, y las viejas moreras como testigo de aquellos días en que se celebraba  la festividad  del día del árbol.
“Hasta el mejor escribano echa un borrón”.
Arquitectura rural. Todas las casas eran de piedra y estaban habitadas. La piedra sabiamente empleada en casas, majadas, calles y eras de pan trillar.



Las casas, muchas de ellas con corral a la entrada, de muros gruesos y con pequeñas ventanas para protegerse del frío. Formadas por una planta baja, con el portal y estancias para tener los animales. Cuadra y pocilgas. Caballos, cerdos y gallinas. Calefacción animal. En la planta de arriba la cocina y habitaciones, en ocasiones con sus alcobas y en la ultima el somero o desván, con los graneros.

La cocina del pueblo, la estancia principal de la casa. Y en ella el “hogar” quizás llamado así por ser el lugar de tertulias y de decisiones familiares, al calor de las ascuas. La marcha de los hijos, educación con sacrificio. La fecha de para dar dos vueltas a la llave de la puerta de la casa familiar. Emigración a otros pueblos más grandes,  a la ciudad de Soria  o a otras regiones de España. Emigración.
Bancos de madera para la voz de la experiencia. Pucheros con lenta cocción de guisos, tal vez patatas con congria. Caldero sobre trébedes con berzas, patatas pequeñas y salvado, el alimento de los cerdos. Matanzas en invierno, sustento para todo el año. Fuelle, tenazas, badila, seseros, llar con caldera colgada, rodafuego para que no salgan las ascuas, tentemozo para sujetar sartenes y el trasfuego. El trasfuego siempre me gustó. Hierro fundido protector apoyado en la pared de la chimenea y bellos dibujos difuminados por las llamas. Recuerdos.

Piedras grabadas en las fachadas a escoplo y cincel, iniciales y fechas que aún perduran.


Atrás quedó el empedrado tradicional en las calles y las plazas. Mosaicos sustituidos por la pavimentación actual: cemento y más cemento.

Bella sierra, bellos paisajes y bella naturaleza.
Bello paisaje y tan diferente según las estaciones. Pastizales, diminutas manchas de cereal, dehesa boyal de robles (lotes, suertes de leña y el azar), monte de carrascas, espinos y aliagas, en las riberas de los ríos chopos, avellanos y olmos que no conocieron la grafiosis.
Crudo invierno soriano, cierzo, nieves y ventisca. ”Primavera soriana, primavera humilde, como el sueño de un bendito,…” don Antonio machado. Agostadero pardo, hierba y mies en  verano. Otoño triste y oscuro, ensalada de colores.
Paisaje modificado por la repoblación forestal subvencionada después de la concentración parcelaria. Pinos y cerezos salvajes.   



Os propongo una ruta, el destino será la dehesa boyal. Al final del pueblo encontrarás una bifurcación de caminos, ambos nos conducirán al destino. El de la izquierda nos llevará hacía el río “la Fuente”, donde se lavaba  la ropa hasta el año 1987 en que se puso el agua corriente,  y una vez pasado el río tomamos una senda ascendente. El de la derecha es una senda cómoda que conducirá a la otra puerta de la dehesa. Si te animas puedes bordearla, siguiendo la cerca de piedras. Cerca de piedra construida por los ancestros y mantenida y reparada mediante hacenderas comunales, portillos anualmente reparados.

O quizás otro destino más cercano, tomamos el camino de concentración que sale de la parte baja del pueblo, una vez pasado el puente del “molinillo”, a unos cien metros a la izquierda sale una senda que nos llevará al paraje “El santo” (donde están los restos de la antigua ermita de San Andrés) y si continuamos y ascendemos llegaremos a la Poza de la Fuente El adre. (Adre: repartir las aguas para el riego).
Según la epístola satírica: “En San Andrés: los Medeles, gente santa o no santa, líbranos Dios de ellos.”

Pueblo de Tierras Altas sorianas, estamos en la sierra merinera, zona de pastizales. Formó parte de la Comunidad de Villa y Tierra de San Pedro de "Yanguas", cambiando con posterioridad de denominación al adicionar el duque de Nájera su apellido familiar "Manrique", hasta que fue suprimida por Real Orden de 31 de mayo de 1837. Comunidad formada por San Pedro y veinticinco aldeas mancomunadas, de ellas tres eran barrios de la villa. Se agrupaban en cuatro sexmos, San Andrés formaba parte del Sexmo de Oncala, junto con Oncala, el Collado y Navabellida.

Tenía ayuntamiento propio, pertenecía al partido judicial de Agreda y en lo religioso dependía de la Diócesis de Calahorra-La Calzada.
A mediados del siglo XVIII siguiendo el catastro del  Marqués de la Ensenada, el señorío lo ejercía el Excelentísimo señor Duque de Arcos, Maqueda y Nájera (Francisco Ponce de León y Spínola de la Cerda). Se componía de sesenta casas habitables, tres sin moradores y dos arruinadas La población la formaban cuarenta y cinco vecinos y ocho viudas. Había dieciocho pastores y treinta y siete labradores.
Los propios del común son: una dehesa de secano junto al camino de Carrascosa, de cavidad ciento sesenta y siete yugadas, destinada para el pasto de las yuntas de labor de sus vecinos y dos casas, la una sirve para las juntas de concejo y la otra para habitación del cura párroco y una fragua.

El ganado estante churro, no es numeroso: ciento dieciséis ovejas churras, cuarenta y dos corderas, diecisiete carneros. Por el contrario, sí que es importante el que trashuma, el merino. Hay  tres mil seiscientas treinta y siete ovejas finas merinas, mil ciento treinta y ocho corderas finas, cuatrocientos treinta y seis carneros finos, doscientas tres cabras, dieciséis machos cabríos y setenta y un chivos. No existen grandes ganaderos, la propiedad está muy repartida. Curiosamente la titularidad se corresponde con unos pocos apellidos: Marín (8),  Martínez (6), Medel (6), Ridruejo (4), Martínez Molino (4), Ximénez (3), Sainz Hidalgo (2), Herrero (2), Martín (2), Elbira (1), del Río (1), Fernández (1), Espinosa (1), García (1)  Hernández (1).
Época en la que los matrimonios a veces eran entre familiares, para mantener las posesiones de los bienes. Matrimonio entre primos o matrimonio tío con sobrina. En otros casos si los contrayentes eran de pueblos distintos, mediaban como mucho cuatro horas de distancia en caballería.
Tras la emigración económica de los años sesenta y setenta, el pueblo ve disminuida drásticamente su población. La agricultura de minifundios y ganadería churra estante, no son suficientes para fijar la población. (Cifras del siglo pasado: en el año 1900 eran de 219 los habitantes, en el año 1930 su número es de 189, en 1960 desciende hasta los 112, y ya en 1970  la población de hecho, alcanza las 68 personas). 
Es en este año de 1970 cuando se  aprueba la fusión voluntaria de los municipios de Oncala, de San Andrés de San Pedro y el Collado, en uno, con nombre y capitalidad de Oncala, por incapacidad económica de los Municipios para atender los servicios mínimos obligatorios. En este mismo año se acuerda la supresión de los Juzgados de Paz de San Andrés de San Pedro y El Collado y la incorporación de los mismos al de igual clase, de Oncala, el que se hará cargo de la documentación y archivo de los Juzgados de paz suprimidos.
En la actualidad con menos de 20 habitantes es pedanía del  Municipio de Oncala, pertenece al partido judicial de Soria y desde el punto de vista de la Iglesia Católica, al obispado de Osma-Soria. 

Una de las causas  de la primera despoblación fue el empobrecimiento de los vecinos, a consecuencia de la  aplicación de Ley de Desamortización General Madoz. La venta sacando a pública licitación bienes y derechos de propiedad del Concejo Municipal y pertenecientes a los propios del pueblo. La Comisión provincial de Ventas de la provincia de Soria adjudica, en sesión de 31 de mayo de 1867, fincas en  San Andrés de San Pedro,  terrenos de pastos rematados el 21 de noviembre de 1866. Tierras de la sierra, pastos de agostada o pastos de puertos, pastos para el ganado. La compra tras la subasta la realizaron los beneficiarios que hasta ese momento los venían disfrutando, con el consiguiente esfuerzo económico. Unos apellidos delante (Nicolás Martínez, José y Francisco Marín), unos parajes de los propios del pueblo (lote de las Mostajeras: cabida 126 hectáreas y 15 áreas y lote de los Corrales: cabida 60 hectáreas y 11 áreas)  y detrás el resto de los vecinos ganaderos del pueblo, todos compradores.
La dehesa boyal con una extensión 40 hectáreas, en base a la propia legislación desamortizadora no se pudo vender, siendo de aprovechamiento común para leña y el ganado mayor. 
Patrimonio comunal que hemos heredado de nuestros antepasados, patrimonio que nos trasmitieron y que debemos preservar. La titularidad no es exclusiva del municipio o de la entidad local que los posea, sino que la comparten con los vecinos. Tierras de pastos de verano en el pasado y molinos de vientos en el presente. 
Me recuerda esa conversación  con un abuelo en un pueblo de la Sierra, que resumida podría ser así. La herencia paterna amistosamente repartida. Tierras de labor para el hijo agricultor que vive en el pueblo, es su medio de vida y terrenos baldíos en la sierra para los de la emigración forzosa. Con el paso del tiempo en la sierra aspas de molinos moviéndose incansables por el azote del viento, riqueza sin esfuerzo y las tierras de labor, subsistencia con trabajo y sacrificios.

El desarrollo se olvidó de la sierra y San Andrés no iba ser menos. Un ejemplo lo podemos encontrar en las comunicaciones. La Diputación provincial de Soria en septiembre de 1926. “Se acordó la distribución de fondos para Noviembre que la Alcaldía de San Andrés de San Pedro, se obligue a satisfacer las dietas del personal de la sección de vías para que lleven a cabo la valoración de las obras del camino de El Collado a dicho pueblo”. Interesante es una carta publicada en 1928 en la voz de Soria. Carta escrita desde Reinosa por Elías Martínez Ridruejo próspero comerciante. El título: Un soriano ausente. El camino de Oncala a San Andrés de San Pedro. “Metidos en poblaciones bien comunicadas y urbanizadas quieren que a su pueblo hayan llevado los tiempos y su progreso, algún beneficio de los que disfrutan”. “Es muy lamentable que todos los que tenemos necesidad de ir a hacer una visita a nuestra familia, no podamos contar con la comodidad tan humilde de un camino vecinal máxime que ya se han cedido los terrenos gratis, que para el mismo se precisan y si mal no tengo entendido creo hay un hijo del pueblo de San Andrés, que paga el coste del puente que pasa por el Collado para comunicarse con San Andrés.” “Soy un defensor de Soria y toda su provincia, sin olvidar mi querido pueblo”. El camino de El Collado a San Andrés algo más de tres kilómetros, se comenzó a construir poco después por la Diputación Provincial de Soria con un presupuesto de 105.506,15 pesetas.  En junio de 1930 se inauguró dicho  camino vecinal.
La luz eléctrica se puso en 1952, el viejo trasformador sigue como testigo a la entrada del pueblo. 
En el año 1954 comenzó la urbanización de la calle principal, cemento en la calle Real.
A finales del XIX y comienzos del siglo pasado se inició una primera emigración. El comercio y la banca, fueron los sectores elegidos. En Soria la Casa de Banca y Negocios de los hermanos Epifanio y Bernardino Ridruejo Barrero. En Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), Antonio Ridruejo Barrero con la Casa-Banca de dicho nombre, quien además poseía, comercio de tejidos y almacén de vinos. Los señores R. Martínez Ridruejo y Elías M. Ridruejo, “Casa Martínez Ridruejo”, establecimientos de ferretería, quincalla y vidrios, almacenes de tejidos y confección en Reinosa, almacén de maderas en el Burgo de Osma y comercio en Madrid. Vicente Martínez Ridruejo almacenes de ferretería y construcción en León, así como de la fábrica de yesos de Dueñas (Palencia). En el Burgo de Osma “Ridruejo y compañía”, comercio de tejidos: fundada por Dionisio Ridruejo Marín y Cándido Ridruejo Corchón en el año de 1896. Negocios de confección “Medel y Cruz” en Toledo y sucursal en Ocaña. Comercio de la entidad <Ridruejo y Carrascosa> casa soriana que se estableció con sucursales en plazas importantes de España. Son solo algunos nombres y que supuso un efecto llamada para otros del pueblo o de la zona.
Tiempos pasados, tiempos de posguerra. A unos pocos se les llamaba señores, el respeto y el usted, médico, secretario, maestro y sacerdote. A la mayoría tío o tía, unas veces con acento a los de sangre y a los otros sin acento. Algunos por su nombre de pila y otros por apodos.
¿Cuál era el medio de vida de las familias? Ganadería lanar estante con un pequeño número de cabezas por vecino, algún ganadero trashumante y agricultura de minifundios. (En 1989 finalizó la concentración parcelaria, que afectó a una superficie de 895 hectáreas, aportadas por 100 propietarios en 5403 parcelas. Se han atribuido 259 fincas de reemplazo).

Y llegó la gran emigración, el cambio del medio rural por el urbano. Y llegó la despoblación. Casas abiertas en verano y fines de semana, casas restauradas y conservadas, vuelta a los orígenes de los que un día tuvieron que marchar y de sus descendientes.